lunes, 12 de julio de 2010

Estimaciones: entre cincuenta mil y millón y medio

Todo depende de a quién estimes…



En toda manifestación es muy interesante la diversidad de cifras que se barajan en lo que a asistencia se refiere. Digamos que es un tópico y la distancia entre los datos de la organización y los más “oficialistas” a veces son de abismo. Vaya por delante que siempre doy por buenas las cifras a la baja, modesto que es uno.



Y hete aquí que llega la noticia emitida por Efe referente a la asistencia en la manifestación del 10 de julio en Barcelona en protesta contra la sentencia del Tribunal Constitucional a propósito del famoso Estatut de Catalunya: 56.000 personas, según la empresa ¿independiente? (porque “independentista” me da a mí que no será, disulpad el chiste fácil) Lynce.



Lo primero que me llama la atención es que en su web han traducido el nombre, lema, llamadle como queráis, de la manifestación: “Hemos asistido a la Manifestación "Somos una Nación. Nosotros decidimos" del 10 de julio en Barcelona, […]”. Quizá es mi bilingüismo de toda la vida, pero no me parece a mí que quien no conozca catalán no sea capaz de descifrar lo que quiere decir “Som una nació. Nosaltres decidim”. O que por lo menos intuya de qué iba, vamos, ni que fuera por leerlo en la prensa. Si se ponen a medir la gente que acude a, por decir algo, un concierto de los Rolling, ¿dirán que han asistido a un acto de las “piedras rodantes”?



Estuve en la manifestación y sin duda eso sesga mi percepción. La euforia se contagia rápido y en seguida se llega al millón, lo cual es realmente mucha (de verdad, mucha) gente. Pero señores lynces, ¡que 56.000 personas es prácticamente medio Camp Nou! Y cuando éste se llena para la final que sea no hay ni mucho menos la cantidad de gente que se vio el sábado, ni se colapsan calles ni avenidas, calzadas incluidas. Es repetirse volver a mencionar que no sólo era el Paseo de Gracia, desde Fontana a Plaça Catalunya, la avenida que rebosaba, sino las calles paralelas, Rambla Catalunya i Pau Claris, parte de la Gran Via y todas las calles perpendiculares adyacentes al núcleo de la manifestación estaban atestadas de gente, la cual por cierto no avanzó durante más de una hora (que es uno de los argumentos que se acostumbra a esgrimir, el de la masa en movimiento que genera una percepción de mayor volumen de personas).



Me parece infantil discutir cifras y en verdad tanto me da si éramos millón y medio o setecientos mil. No hay peor ciego que el que no quiere ver y tanto peor para quien no quiera percatarse que esto es algo realmente serio y bastante insólito. El tiempo nos dirá a qué nos lleva, pero desde luego una cosa es exagerar cifras (que siempre se exageran) y la otra insultar la inteligencia de quien te escucha, como sí hizo (como nos tiene acostumados) Intereconomía el mismo 10 de julio: ¡medio millón de personas en las playas de Catalunya (¿también las contaron en esta ocasión nuestros amigos lynces? ¿Fueron meros meros? ¿O besugos de mar?), gente que iba a comprar en las tiendas y muchas banderas españolas en los balcones, ambiente de expectación ante la gran final de domingo! ¡Toma ya, menudo notición! ¿Esperarán ganar un Pulitzer?



En fin, y volviendo al tema lynceado y gatuno, piensas que se dejaron las gafas, que el lince ibérico es una especie en peligro y todas las ocurrencias estúpidas y chistes penosos que te vienen a la mente. Entonces das con el dato final y la clave al gran misterio lazarillense: la manifestación empezó a las seis de la tarde. Ellos midieron a las ocho y media, cuando mucha gente la había dado ya por concluida. “Acabáramos”, como diría Antonio Alcántara en Cuéntame. Menos vista y más puntualidad, señores. El sábado fuimos sólo 56.000, pero eso sí, en la celebración del título del Mundial de fútbol que ganó el Barça (¡y sin Messi!) asistieron, cómo no, un millón de personas. Quien lo dice lo es, el mundo al revés.



Albert

2 comentarios:

  1. Y es que el millón en las manifestaciones -en las que sea- es como el palmo en lo otro: la media nacional. Nada nuevo. Ya lo cantaba La Trinca hace un montón de años, cuando todavía no eran unos peseteros horteras.

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  2. Pues sí. Ya en tiempos de Franco cuando se hacían convocatorias multitudinarias llegaban por mandato al millón sin pestañear. Creo que demasiada gente no atendió en clase de matemáticas cuando se explicaba el valor posicional de los números, que si las decenas, las centenas y demás.

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