domingo, 26 de septiembre de 2010

Las amistades peligrosas

del Dr. Jekyll y Mr. Hyde



Que el martes de esta semana se reúnan los “amos del universo” de motu proprio y sin intermediación de lobbies americanos ni agencias de imagen para hablar con el presidente Zapatero debería ser una noticia impactante. Muy probablemente desde dentro no debemos tener una percepción nítida de la imagen de España en el resto del mundo, pero el solo hecho que esta reunión se haya llevado a cabo es indicio que o bien España preocupa (aunque por supuesto más le debe de preocupar a la señora Merkel) o bien que España ocupa los pensamientos y expectativas de no pocos inversores allende el Atlántico y otros lares.



La reunión puede sorprender tanto como las habilidads camaleónicas de ZP. El día anterior, lunes, defiende la creación de una tasa para las operaciones especulativas. ¡Bravo, presidente! Como no hay nada nuevo bajo el sol y menos en la carpeta de ideas de este gobierno, la propuesta no es más que resucitar la famosa tasa Tobin, ideada por el economista de igual nombre en 1971 y que básicamente consiste en gravar con un 0,1% las operaciones especulativas a corto (que no las inversiones) entre divisas. La idea no prosperó en su momento aunque, eso sí, le dieron unas palmaditas en la espalda diez años más tarde en forma de Premio Nobel de Economía. Que Ignacio Ramonet ya la resucitara en su día, por allá en 1997 (¡ni en el hecho de resucitar la idea es original, nuestro presidente!), tampoco le logró un mayor recorrido. En fin, que al cabo el tema interesa tanto que en la reunión con Morgan Stanleys & Co. de nuestro presidente y miembros del gobierno ni se menta.



A raíz de esta propuesta, absolutamente inverosímil y absurda en boca de Zapatero (quien en el espacio de pocas horas es capaz de reivindicarla y abanderarse como erradicador de la pobreza mundial para, a continuación, reivindicarse y abanderarse con el mismo ahínco como gobernante férreo de puño duro que cuando saca las tijeras no hay quien le pare), sorprende mucho más (y sobretodo por no haber sido demasiado comentada) la reacción del nada menos que presidente de la Funcas, Victorio Valle, calificándola textualmente de “imbecilidad” y que hay que “reducir el gasto poniendo freno a las majaderías de Zapatero”. Me parece terrible.



Como ciudadanos más o menos cabreados, bloggeros u opinadores de ratos ociosos, podemos calificar a Zapatero y sus ideas de variopintas maneras poco amables. Todas lícitas, clasemedianismo obliga. Pero es penoso que el presidente de la fundación que aúna las cajas de ahorros del país se dirija con estos términos al presidente del gobierno. No es ya una cuestión de educación (que en este terreno cada cual se retrata con sus propias palabras), sino de un mínimo sentido de estado, igualito al que no tiene Rajoy cuando pasa revista apocalíptica sobre la situación económica de España: no producen ningún beneficio al país y sólo ahuyentan a posibles inversores extranjeros. Meridianamente claro es que una persona tan influyente tiene otros canales, tan contundentes y seguro que más adecuados para hacerle llegar el malestar de las cajas (buena parte de ellas sobreviviendo gracias a papá estado, tampoco lo olviden) al presidente del gobierno.



Terminamos. Si por ende el funesto funcas remata su arenga considerando “inevitable” la subida de impuestos en las rentas del trabajo, pues ahí te quería ver y más clarito el agua: no os metáis en mi negociado, que los platos rotos es tradicional que los paguen los de siempre, los pringados con nómina de la clase media (sí, ese 50,1% de contribuyentes con rentas iguales o inferiores a 15.000 € anuales, ¿alguien se siente identificado? Ya os digo yo que el señor Valle no). Seguro que eso sí tranquiliza a la banca de los señores inversores “amos del universo”; la clase media entretanto, a callar, no vaya la cosa a peor. A callar y a pagar.


Albert

domingo, 19 de septiembre de 2010

Independentismo caca

Que somos todos españoles y olé


Un título llamativo y una entradilla que no clarifique mucho es un recurso algo baratillo para llamar la atención del lector sobre el contenido de un artículo. Aunque si justifico esta treta afirmando que no es más que la síntesis de una opinión actual de ciertos políticos de nuestro país, quizá se me permita el uso de esta técnica. Y digo opinión actual con toda la intención, como veremos.


Si para Santa Teresa de Jesús el trajín de una cocina conventual le bastaba para tener sus accesos místicos y sus ataques de inspiración, a algunos políticos, algo más descreídos en general, solamente se les ilumina la mollera cuando están en campaña electoral.


“Independentismo caca”, es lo que nos ha venido a decir el señor Montilla recientemente. Quita nene, no toques eso no sea que cojas alguna enfermedad chunga y te me pulsiones separatísticamente. Porque de pulsiones parece que va la cosa, como si el independentismo no fuese cosa seria. Unos granitos por comer demasiado chocolate, un amorío de verano o una borrachera mal dormida. ¡Pobre president! ¿De veras ha necesitado siete años, cuatro de ellos al frente de la Generalitat, para darse cuenta que el independentismo no le gusta? Una opinión antiindependentista me parece estupenda: ahí están también la señora Alicia Camacho o el señor Albert/Alberto Rivera/Ribera compartiendo su visión. Pero aún teniendo ese convencimiento españolista (que no le vendrá del 11 de septiembre), ¿gobernar siete años con ERC (a quienes el independentismo tampoco les viene del 11 de septiembre) no le parece algo, ni que sea un poquitín, incoherente? Bien, no deja de ser la declaración abierta del “estoy aquí por la poltrona”, pero aún tratándose, si queremos verlo de este modo, de un ataque de sinceridad, sigue pareciéndome grave.


Como grave me parece el independentismo “de campaña” de ERC. Siete años también, dos elecciones de por medio y la tercera que se acerca, para no hacer absolutamente nada para avanzar en ese sentido. Excepto en campaña: otro arrebato místico. ¡Lucharemos por la independencia! Y si no se tercia (que desengañémonos, a este paso y con estos “líderes” no se va a terciar), pues por lo menos cobraremos a fin de mes y viajaremos en Audis tuneados, Generalitat mediante.


Y la cuenta sigue. Tres partidos independentistas en unas elecciones es algo que jamás hubiésemos soñado… ni en la peor de nuestras pesadillas. Pues si algo se logrará, si el señor Carretero y Laporta siguen con sus guerrecillas de taifas particulares (que si vienes tú, que no, que vengas tú, que si tú eres el pequeño, que si tú más) será que, a parte de ser la riota en Madrid, ello se traduzca en una fuga de diputados, una pérdida de representatividad parlamentaria indudable, que los escaños van muy caros y sino que se lo digan a los partidos minoritarios. “Que no os embauquen”, que esta sí es una vía muerta: la del yo salgo primero en la foto y si no te gusta te largas, la de merendarse entre hermanos y las cuitas por mi poltrona (¿dónde está, señor Carod?). Porque yo lo valgo.


Pues eso, señores, que sí, que hoy por hoy el independentismo catalán es caca. Una soberana y absoluta mierda. Como de costumbre, la política “oficial” no se ha enterado de nada. Ni espíruto 10-J ni leches: si estos tienen que encauzar el sentimiento del “som una nació” lo tenemos claro. “Nosaltres decidim”, pero visto el personal, ¿a quién?


Albert