domingo, 3 de octubre de 2010

De "vagos" y maleantes

Y de pancarteros, ya puestos


Sin duda el título de este artículo funcionaría mejor en catalán, por el juego de palabras: “vaga” significa “huelga”; si se me permitiera crear la acepción de “persona que fa vaga” dentro del término “vago”, voilà el leitmotiv del artículo, pues vagos ciertamente son (que lo son y mucho) nuestros huelguistas locales con cargo, léase el señor Boada.



No es abrirle los ojos a nadie, y desgraciadamente hablar de política tanto catalana como española hoy en día es a menudo una eterna redundancia y una continua repetición de la misma musiquilla. En el caso de hoy, para los no residentes en Catalunya y resumiendo, un partido minoritario, con líderes que se han declarado en una ocasión y textualmente “antisistema”, que no dejan pasar una ocasión para practicar el proselitismo y aleccionamento paternalista propio y condescendiente de su religión sin Dios y que para acabar el chiste malo que ya son de por sí se les asigna la conselleria de Interior, se cuela asombrosamente en un gobierno autónomo no una vez sino dos y aun amenazando a todos los catalanes de una tercera ración si la aritmética cuadra (¿no querías sopa…?). Claro que sí, que puestos a crear un gobierno de hermanos Marx (pero sin el menor atisbo de gracia) tampoco hace falta nada más (salvo ser “d’esquerres de debò”, ¡sólo faltaría!).



En fin, que el número dos de este pintoresco partido post-stalinista aderezado con una capa de pintura verde desconchada superguay decidió solidarizarse con la “clase obrera”, ni que fuera por un día y aunque les quintuplique el sueldo, e irse para Girona, no sabemos si en coche oficial o en Bicing, aunque imagino que lo primero, puesto que lo segundo sería infringir alguna normativa municipal y ellos respetan la legalidad vigente, a pesar de todo. Entretanto, disturbios en Barcelona y los hippijos habituales (patrios y de importación) pensaron aprovechar los tiempos de crisis para reconvertir su actividad delictiva en algo más lucrativo como robar ropa de marca en las tiendas del centro.



Me da exactamente igual que se diga que el conseller Saura estaba al frente de la conselleria, o que la asignaciones de Boada no son puramente policiales. ¿Qué demonios hace un alto cargo público en una manifestación sindical contra un gobierno al cuál su partido apoya indirectamente aunque sólo sea a su sucursal autonómica? ¿Pagamos impuestos para que los políticos con cargo marchen detrás de una pancarta? Si quieren coherencia con sus ideales, solución rápida y fácil: dimisión. Si lo único que les interesa como todos los ciudadanos del país tenemos claro ya es la poltrona y el cochecito, que vayan con sus discursitos progrebuenistas a aleccionar a su señora madre.


Albert

2 comentarios:

  1. Marxistas-leninistas de la señorita Pepis o, como diría Pérez-Reverte, la competencia desleal de Payasos Sin Fronteras.

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  2. Sí! Sólo que ellos no hacen ninguna gracia...

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