domingo, 17 de octubre de 2010

Apología de quien no la necesita

o la ceguera del que no quiere ver


A veces me preocupa de mi blog pensar que algún día tendré que poner algo así com un parental advisor: “no recomendado para menores de edad”. Porque con según qué noticias cuesta mucho moderarse, morderse la lengua y no entrar (como por otra parte era el propósito inicial) al trapo de insultos o palabras mayores. Y de veras que cuesta.


Hagámoslo fino y rápido. El señor Ricard Gomà, cargo electo en el Ayuntamiento de Barcelona en representación de ICV, ¿de quién cobra? ¿Para quién trabaja? Ambas preguntas tienen la misma respuesta: para sus conciudadanos. ¿Y qué sentido tiene que insulte al Papa y con él a los miles de católicos que vivan en Barcelona? ¿Alguna vez se ha planteado el significado de la idea “responsabilidad institucional”? ¿Si nos visitara el dictador Fidel Castro irían a recibirlo o se manifestarían en su contra?


Que Benedicto XVI le parezca “la cara más rancia” de la jerarquía católica me parece estupendo; abra usted un blog como éste y grítelo a los cuatro vientos (eso sí, háganos previamente un favor y dimita, aunque nadie en nuestra clase política tenga la más remota idea de lo que significa esa palabra). ¿Pero a santo de qué se aprovecha de un medio pagado con dinero público como es el “pasquín” que publica el Ayuntamiento para animar a la gente a manifestarse en contra del pontífice? A partir de aquí seguirían una retahíla de descalificaciones que me ahorro, como también se ahorran los “coleguis” de ICV el criticar y denunciar, si verdaderamente quisieran ser ecuánimes y laicistas, “la cara más rancia” del islam de ciertos imanes que promulgan el odio al infiel, que obligan a las mujeres a esa prenda tan glamourosa como es el burka o que las hacen lapidar ¡por haber sido violadas! Supongo que eso no es monstruoso, debe de ser simplemente multicultural.


Y ya que estamos en temas religiosos, válgale al Papa una defensa (que no necesita), pues no muchas tiene por nuestros lares. Recién salido del cónclave no es que no le concedieran ni los noventa días de gracia que merece todo dirigente, es que no le dieron ni nueve horas. Incluso en círculos religiosos progresistas, como yo mismo pude ver. Éso fue lo que hizo que me cayera la mar de bien. Desde luego que como cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe era difícil que cayese muy bien, pero hay que entender que una cosa es ejercer el papel de fiscal y otra muy distinta el de juez.


Que los incontables casos de pederastia dentro de la Iglesia son nauseabundos tampoco lo duda nadie. Y es precisamente en su cargo anterior cuando se puso la misión de ser justiciero ante esta lacra… frenado por su antecesor Juan Pablo II que veía el tema como habladurías malintencionadas (y cómo no, por la presión de Legionarios de Cristo moviendo volúmenes de dinero estratosféricos y expandiéndose por ciertas regiones –digamos más cristianamente: “convirtiendo” a gente como churros– aunque eso sí, con la pequeña pega de tener un fundador precisamente pederasta).


No dudo que Ratzinger tiene la firme intención de ser el azote de religiosos delincuentes. Pero si “las cosas de palacio van despacio”, las de la Iglesia van en modo eterno, más aún si tenemos en cuenta que es imprescindible ir siempre con pies de plomo tratando con según qué jerarcas si no se quiere terminar como el bueno de Juan Pablo I, el Papa de la sonrisa, sonrisa congelada pues, digámoslo sin tapujos, fue asesinado en connivencia con la mafia.


Para terminar, olvídense de papas y jerarcas, señores ecosostenibles. Si es el referente de religiosos y religiosas de base, humildes y honestos servidores gratuitos no ya de Dios, sino de sus semejantes, bien se merecen esta visita y que se haga con dignidad, institucional incluida aunque en este país resulte casi imposible. Se lo tienen ganado, y si no lo creen así, vayan a ver las colas que ser forman ante los establecimientos que pacientemente atienden las necesidades básicas de centenares de personas con la soga al cuello o que directamente ya en traspasado el umbral de la miseria (y dicho sea de paso, sin distingos de sexo, color o credo). Sin ser aplicadores de sus rimbombantes “planes de acción social”, ésa es la auténtica Iglesia con mayúsculas.


Albert

2 comentarios:

  1. Caram, com de bé ens ho passarem en aquest blog. De veritat que estic content que escriguis. Tindré molt que aprendre ! Gran article mestre Albert !

    ResponderEliminar